De Identidad Y Otros Desastres

Todo empezó hace dos años en el primer intento de boda con ORP (sí, han sido varios). Compré dos revistas de bodas segura que era el único lugar que existía para aconsejarme e inspirarme. Les hice un sin número de diferentes marquitas con mi súper Sharpie. Veía algo que me gustaba, le ponía una estrellita. Si me gustaba mucho, pero que mucho, le ponía una carita feliz. Y cuando no sabía si era que me encantaba o lo odiaba, ponía un desconcertado signo de interrogación. Vale decir que cuando terminé de ojear ambas revistas tenía más signos de interrogación que caritas felices. ¡Necesitaba más revistas! Pero cada una me costaba cerca de 8 a 10 dólares (y eran de las baratas). Realicé que no existe tal cosa como un presupuesto para revistas de bodas con el salario de, en aquel entonces, una estudiante. Como ya sostenía una relación bastante íntima con la barra de búsqueda de Google decidí ingresar la siguiente frase: “ideas únicas para mi boda” (realmente fue en inglés: “unique ideas for my wedding”) y al micro segundo de darle “enter” ocurrió. ¡Una inmensa lista de sites y blogs de bodas que prometían inspirarme sin costo alguno!

Me enamoré, pero fuerte, de los blogs de bodas. Pasé días guardando links en mis “favorites”, imprimiendo ideas y enviando por email fotos a mis amigas, a ver qué pensaban. Pero luego de un tiempo de obsesionarme con los posts nuevos de cada día, no pude evitar entrar en una profunda inquietud. Todos los blogs que seguía decían que debía hacer que mi boda reflejara quién yo soy (yo porque, bendito, es como si el novio no pintara nada en eso de su boda). Tenían un chorro de términos. Si eres “vintage” pues utilizas elementos “viejos” como decoración. Si eres “moderna” pues usas blanco y negro en tu tabla de colores. Si eres “Glam-chic” pues le pegas rhinestones y brillo a todo lo que te encuentres. Si eres “eco-friendly” pues sirves comida vegetariana y orgánica en platos reciclados. ¡Yo no sabía quién rayos era! Como si no fuera difícil saber quién soy en la vida y para qué Dios, en su misericordia, permitió que naciera en el lugar en que nací, ahora también me tocaba descifrar quién soy en el mundo de las bodas...

Pero con el tiempo llegué a superar mi problema de identidad bodística. Si bien los términos y títulos hacen todo más fácil de identificar qué es y qué función tiene (como Doctor, Profesor, madre, lápiz), no establecen quién verdaderamente somos. Ningún término que escogiera para saber el estilo de las flores, el trajes, el bizcocho, el séquito, la música, la papelería, los colores, el lugar o la comida que debía tener en mi boda, iba a darme más ilusión de casarme con ORP. Porque ya el profundo amor que sentía por él hacía que esa ilusión estuviera al tope. Fue cuando decidí no “ser” ninguno de esos “boda-títulos”, sino escoger lo que fuera que se sintiera a “nosotros”. Por razones que, obviamente, no me voy a poner a hablar aquí (¡óiganme curiosonas!;), pospusimos los planes de boda. Pero seguimos juntos e imperfectamente enamorados. Mientras tanto pretendo inspirarlas a ustedes con este, mi humilde blog, que creé luego de haberme perdido en el maravilloso mundo de las bodas, hace dos años.

Y aún si el día en que retome mis planes de boda, algún coordinador me obligase a ponerme uno de esos “boda-títulos”. Le diré, “Yo soy: vintage-glam-chic-un poquito moderna-edgy-outdoorsy-medio stylish-ecofriendly-rustic feel-con un chin de elegancia. ¿Quieres ser el coordinador de mi boda?”.

¿Alguien más sufre o sufrió de problemas de identidad bodística, o yo fui la única histérica? ;)

¡Que sigan de lo lindo! XOXO

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Foto: The Nichols / Style Me Pretty